Resumen:
Es de aceptarse que el punto de vista de las personas ajenas a la industria de la construcción considera elementos fuera de toda realidad, tales como la creencia de que todo contratista obtiene fabulosas ganancias y que tributa en un régimen “preferente”. Es motivo de este último capítulo el evaluar las utilidades reales de una empresa constructora y su correspondiente pago impositivo, para tratar en lo posible, de modificar conceptos y aquilatar realmente la función del empresario constructor, al tratar de proyectar a su empresa como un organismo permanente de fuente de trabajo y servicio social.