Abstract:
Obtener energía cuesta dinero, pero también cuesta energía. Antes de que se pueda rellenar con gasolina el tanque de nuestro automóvil y conducir algunos kilómetros hay que explorar para encontrar el petróleo, construir la infraestructura para extraerlo, refinarlo y transportar la gasolina al punto de uso. Además hay que considerar la construcción del carro y las calles. Todos y cada uno de estos procesos requieren de una inversión de energía en forma directa o indirecta que, al igual que una inversión financiera, solo tiene sentido si se obtiene un beneficio. Esto implica que la única razón para explotar un yacimiento de petróleo o gas es porque la energía que podemos obtener de este es mayor a la que requerimos invertir en el proceso. El costo energético de la energía es un factor crítico para evaluar la viabilidad de cualquier fuente de energía, ya que solo aquellas fuentes con altos retornos son capaces de crear sociedades prósperas.
Desde hace más de tres décadas existe el concepto de Energy Return On Investment (EROI) o Índice de Retorno Energético (IRE), cuya idea general es mostrar la realidad de que obtener energía cuesta energía. El IRE es el cociente entre la energía que puede obtenerse de una fuente en particular y la que debe invertirse de obtenerle; entre mayor sea este indicador, mayor es el beneficio que puede obtener una sociedad de una fuente energética. Por lo tanto, el IRE es un medio para evaluar y comparar la productividad de las distintas fuentes energéticas disponibles para las sociedades humanas. Existen una gran cantidad de trabajos en donde se ha estudiado el IRE para la extracción de petróleo y gas en distintas regiones del mundo, la conclusión general de los mismos es que el indicador se encuentra disminuyendo con el paso del tiempo. Además, se ha determinado que el IRE de los recursos petroleros no convencionales o en campos donde se aplican técnicas de recuperación mejorada, es notablemente inferior al del petróleo convencional. Lo anterior implica que con el tiempo se tiene que invertir una mayor cantidad de energía y recursos para obtener un barril de petróleo, las consecuencias son que los costos de producción, y por ende, el precio del recurso deben incrementar para justificar su explotación. Además de lo anterior se tiene que la energía neta disponible para las economías disminuye, comprometiendo con ello la existencia de dos factores que han sido clave para el desarrollo económico de los últimos 200 años, a saber, la energía abundante y barata.
En este trabajo se ha realizado una estimación del IRE para el sector hidrocarburos en México a partir de cinco metodologías: 1) Empleando la información publicada por PEMEX para la producción de petróleo y gas y el correspondiente gasto energético; 2) usando las estimaciones de emisiones de co2 asociadas a la extracción y refinación de hidrocarburos como una medida aproximada de la energía consumada durante la realización de estas actividades; 3) utilizando el precio promedio del crudo y la intensidad energética de la economía mexicana; 4) mediante una estimación del gasto monetario nacional en hidrocarburos y 5) mediante un modelo lineal de múltiples variables para estimar el consumo de energía asociado a la extracción de petróleo y gas en México. Los resultados obtenidos con el método: 1) indican una disminución en el IRE al pasar de un valor alrededor de 55 en 1999 a uno de 40 en 2014; para el caso 2) se tiene un valor de 58 en 1999 y uno de 39 en 2014; en el caso 3) una caída de 36 a 8 entre 1999 y 2012, aunque posteriormente hay un ligero incremento para llegar a 20 en 2016; el caso 4) muestra una disminución entre 1999 y 2010 al pasar de 11 a 8, y da evidencia de que el máximo valor para el IRE ocurrió entre finales de los años 70 y principios de los 80; finalmente el caso 5) muestra una tendencia general declinante después de 1985 al pasar de un valor de 64 en dicho año a 37 en 2014. Cada uno de estos métodos tiene limitaciones y las discrepancias entre los valores pueden explicarse tomando en cuenta los diferentes datos y suposiciones. Sin embargo, lo más relevante es que en todos los casos se muestra que el IRE está disminuyendo desde inicios del siglo XXI. La disminución en el IRE junto con las tendencias actuales en la producción de petróleo y gas en el país confirman que la era del petróleo abundante y barato ha llegado a su fin y nos estamos enfrentando a las consecuencias de la naturaleza humana del “mínimo esfuerzo”.